¿Un asesinato?
Algunos médicos, como el sueco Sten Forshufvud en 1955, señalaron la existencia de un altísimo porcentaje de arsénico en los restos de Bonaparte. Según su teoría, Napoleón fue injiriendo con la comida y la bebida las dosis del veneno que lo matarían tiempo después. Años después, la Sociedad Napoleónica Internacional dio alas a esta teoría al confirmar las altas cantidades de arsénico en el cabello de Bonaparte.
¿Negligencia?
Otra teoría aboga por el error médico como causa de la muerte de Napoleón. El arsénico, junto con otras sustancias como el calumel (altamente tóxico) se empleaba para tratar algunas enfermedades. La combinación de varias drogas para atenuar las dolencias estomacales de Napoleón le habría causado la muerte.
Recientemente, ha resurgido la tesis de la muerte natural.
Algunos investigadores apuntan a que la causa del fallecimiento habría sido un cáncer de estómago fruto de la evolución de una úlcera durante mucho tiempo. En este caso, la presencia de arsénico se debería a que, en el siglo XIX, estaba presente en numerosos productos domésticos. Se incluía de forma común, por ejemplo, en tónicos contra la caída del cabello.
¿Asesinato, negligencia o causa natural?
La incógnita sigue sin resolverse. Quizá en el futuro aparezcan nuevas pruebas que corroboren o rechacen las teorías existentes.
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